Cuando
atravesé la puerta, el tiempo pareció ralentizarse. Todo se había
vuelto oscuro a mi alrededor y había un silencio absoluto. Intentaba
mover las piernas, pero era como tratar de levantar un coche bajo el
agua. Entonces recordé las palabras de mi instructor e intenté
tranquilizarme. Solo era una fase más.
Todas
las cosas que habían sucedido eran extrañas y no tenían sentido.
Nada tenía sentido desde aquel extraño accidente..
Debía
haber pasado un día.
Estaba
en la parada del autobús, con Liam, cuando vimos algo oscuro caer en
picado hacia la carretera y provocar un accidente en cadena.
Aquella
bestia se erguía mientras desplegaba unas grandes e imponentes alas,
que causaban terror.
Tenia
una boca enorme, sembrada de afilados y amenazadores dientes. Y lo
peor de todo es que nos estaba mirando con sus penetrantes ojos
amarillos.
Creí
que me estaba volviendo loca, pero cuando note como Liam, se tensaba
a mi lado y empezaba a retroceder, comprendí que no era la única
que lo estaba viendo. Sin embargo, si que parecíamos los únicos.
La
gente avisaba a las autoridades y corrían al lugar del accidente
para socorrer a las victimas, sin prestar atención a aquel gran ser
que aplastaba todo con su peso. ¿Qué estaban haciendo?
Oí
un extraño grito que procedía desde lo alto y vi como aquella
criatura alzaba el vuelo, perseguida desde lejos por una figura azul
que se dirigía veloz hacia ella. Juraría haber visto hielo en el
espacio que los separaba. Agarró a la criatura oscura con sus
grandes garras y lo cubrió con sus enormes alas.Se perdieron a lo
lejos mientras las ambulancias llegaban y corríamos a ayudar a los
heridos más cercanos.
Le
conté lo ocurrido a Liam, pero el se dedicó a negarlo. Entonces
alguien me golpeó en la nuca y no volví a verle.
Desperté
en una especie de cueva pequeña y oscura.
Estaba
atada a una silla de madera y delante de mi había un hombre, también
sentado en otra silla, bebiendo cerveza tranquilamente. Su pelo rubio
estaba enmarañado y tenía un arañazo en la cara. Observaba
divertido como intentaba deshacerme de las cuerdas y al ver que no lo
conseguía se echó a reír.
-Nadie
ha conseguido deshacer uno de mis impecables nudos.-Dijo
poniéndose en pie. Se paseó por la estancia y dejó su jarra en una
pequeñita mesa que había pegada a la pared. Al ver mi insistencia
se acercó a mi y se agachó un poco. -Déjalo, pequeña. Nadie...
Le
pegué una patada en la entrepierna y el hombre gritó del dolor,
apartándose de mi, mientras se llevaba las manos sobre la zona y
soltaba maldiciones. Yo me reí y seguí intentando desatarme, pero
era imposible. El maldito lo había conseguido hacer bien.
-¿¡Crees
que esta es forma de tratar a tu instructor!?- Rugió sentándose
en la silla.
Yo le
miré molesta.
-¿Instructor?
¿Instructor de que? Un instructor no ata a la gente. -Empecé a
sacudirme en la silla para ver si así se rompía o las cuerdas
cedían...
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